Personas
de todo el mundo están sumándose a la movilización que busca que las mujeres
encuentren un horizonte de posibilidades a favor de la igualdad. Estamos
atravesando una época de desarrollo en el que millones de ellas están
comenzando a levantar la voz ante los abusos que tantos años las han oprimido.
En el
Perú, según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar realizada en el año
2016 por el INEI, el 25,0% de los hogares peruanos tenían como jefe de familia
a una mujer. En referencia al área de residencia se encontró que la proporción
en el área urbana fue mayor con 26,5% y en la rural con un 20,4%. Esto
evidencia que una cuarta parte de nuestras familias estaban dirigidas por
mujeres.
El
pasado 8 de marzo, día de la mujer, presentamos el proyecto de ley N°2519 que
reconoce el trabajo de las amas de casa para que puedan tener acceso a un
salario mensual equivalente al 70% de la remuneración vital (S/. 651.00). Dirigido
a todas las madres que no posean ingresos del ámbito público o privado y que
tengan hijos menores de 18 años, o con hijos que se encuentren siguiendo con
éxito sus estudios superiores hasta los 24 años de edad. Es urgente que el trabajo sacrificado de las mujeres en la familia sea
reconocido y dignificado, para empoderarlas y no se sumen a las estadísticas de
víctimas de violencia en el Perú, porque los hombres abusando de que tienen el
poder de la billetera violentan a la mujer y sus hijos.
Los gobiernos anteriores no
han puesto atención a la desigualdad que se atraviesa en los hogares, puesto
que no contamos con ningún programa exclusivamente diseñado a favor de que las
amas de casa sean jefes del hogar. Es un grupo social, hasta el momento, ignorado
por el Estado a pesar de que representa una contribución real para que nuestra
sociedad se desarrolle. Muchas veces escuchamos decir entre la gente que ‘el
trabajo de la casa no es trabajo’, esta idea construida en el imaginario
popular es una falacia. El trabajo de las amas de casa pasa por atender las
necesidades básicas de sus hijos, tomar decisiones, encargarse del presupuesto
mensual de gastos, administrar el dinero del hogar, entre otros; lo cual
significa dirigir una unidad económica (familia) como lo consideran muchos
países del mundo.
Si queremos igualdad, tenemos
que exigirla. El Estado debe esforzarse por otorgarle un reconocimiento en retribución
a los beneficios que las mujeres ofrecen a la sociedad. Esto impactará
directamente a la lucha efectiva contra la pobreza en el país, ya que la mayor
tasa de amas de casa se encuentra en los sectores D y E, con esto desarrollaríamos
mejores políticas sociales enfocadas en mejorar la calidad de vida y acceso a
mejores oportunidades.
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