El lamentable accidente que ocurrió en el
Serpentín de Pasamayo el 2 de enero pasado, que cobró la vida de 52 personas,
puso al descubierto –una vez más- el flagrante incumplimiento de obligaciones en
que incurren muchas constructoras famosas, que acaparan contratos de concesión
de carreteras que el Estado les entrega hechas,
ganan millones cobrando peajes abusivos, pero no les importa las vidas
humanas. Este ha sido el caso del accidente de Pasamayo, vía cuya concesionaria Norvial S.A. es un consorcio
formado por Graña y Montero, y JJC Contratistas, las socias de la corrupta Odebrecht, donde el desbarrancamiento del ómnibus no
hubiera ocurrido si es que la curva fatal hubiera contado con barreras de
seguridad reforzadas. Pero no las tenía, a pesar que la concesionaria tiene
ingresos por peajes del orden de S/ 126 Millones al año (que cobra en
tres estaciones de peaje), ha subido los peajes de S/ 3.81 a S/ 7.40, y a pesar
que la vía concesionada (que incluye Pasamayo), ha pasado de 445 accidentes con
26 fallecidos el año 2014, a 572 accidentes con 66 fallecidos el año 2016,
según cifras de OSITRAN. En la sesión
conjunta del 5 de enero de las Comisiones de Defensa del Consumidor y
Transportes del Congreso, el ministro de transportes Bruno Giuffra, dio
vergüenza ajena, al ponerse en el penoso papel de defensor de oficio de Norvial,
argumentando que esta concesionaria no tenía la obligación contractual de
colocar barreras de seguridad en la carretera, y por esto no las puso, reduciendo el foco de la discusión a
culpar sólo a los choferes del ómnibus y del tráiler remolcador, por exceso de
velocidad e invasión de carril contrario. Sin embargo, la Cláusula 6.1 del
contrato de concesión desmiente totalmente al ministro, al expresar lo
siguiente : “(...) Asimismo, la
Sociedad Concesionaria se obliga a ejecutar la infraestructura de seguridad,
así como las labores de señalización y demarcación (…)”. Obviamente, son
elementos de cualquier infraestructura de seguridad en una vía, más aún si ésta
es de alto riesgo al bordear precipicios profundos, las barreras de seguridad,
porque sirven para salvar vidas humanas, en caso de siniestros.
Norvial, de Graña y Montero y JJC, ha sido
mezquina y transgresora del contrato de concesión, al no poner las barreras de
seguridad en el Serpentín de Pasamayo, pese a ser una carretera al borde de un
enorme abismo; pero el Estado, mediante el MTC y Ositran, han sido muy
negligentes al no exigir que cumpla sus obligaciones contractuales ¡en 14 años!
(la concesión total es por 25 años), y muy complacientes –como siempre- al
otorgarle ¡5 adendas al contrato!. Norvial ni siquiera cumplió ese fatal 2 de
enero con poner las grúas, el auxilio mecánico, las ambulancias, el personal
médico, a que está obligada por el contrato de concesión. Y el MTC no la ha
sancionado. Al contrario : el ministro fue su abogado, por lo cual, como han
pedido muchos, deber irse a su casa.
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