18 ene 2018

Por no cumplir contrato, mueren inocentes.



El lamentable accidente que ocurrió en el Serpentín de Pasamayo el 2 de enero pasado, que cobró la vida de 52 personas, puso al descubierto –una vez más- el flagrante incumplimiento de obligaciones en que incurren muchas constructoras famosas, que acaparan contratos de concesión de carreteras que el Estado les entrega hechas,  ganan millones cobrando peajes abusivos, pero no les importa las vidas humanas. Este ha sido el caso del accidente de Pasamayo, vía cuya  concesionaria Norvial S.A. es un consorcio formado por Graña y Montero, y JJC Contratistas, las  socias de la corrupta  Odebrecht,  donde el desbarrancamiento del ómnibus no hubiera ocurrido si es que la curva fatal hubiera contado con barreras de seguridad reforzadas. Pero no las tenía, a pesar que la concesionaria tiene ingresos por peajes del orden de S/ 126 Millones al año (que cobra en tres estaciones de peaje), ha subido los peajes de S/ 3.81 a S/ 7.40, y a pesar que la vía concesionada (que incluye Pasamayo), ha pasado de 445 accidentes con 26 fallecidos el año 2014, a 572 accidentes con 66 fallecidos el año 2016, según cifras de OSITRAN.  En la sesión conjunta del 5 de enero de las Comisiones de Defensa del Consumidor y Transportes del Congreso, el ministro de transportes Bruno Giuffra, dio vergüenza ajena, al ponerse en el penoso papel de defensor de oficio de Norvial, argumentando que esta concesionaria no tenía la obligación contractual de colocar barreras de seguridad en la carretera, y por esto no las  puso, reduciendo el foco de la discusión a culpar sólo a los choferes del ómnibus y del tráiler remolcador, por exceso de velocidad e invasión de carril contrario. Sin embargo, la Cláusula 6.1 del contrato de concesión desmiente totalmente al ministro, al expresar lo siguiente : “(...) Asimismo, la Sociedad Concesionaria se obliga a ejecutar la infraestructura de seguridad, así como las labores de señalización y demarcación (…)”. Obviamente, son elementos de cualquier infraestructura de seguridad en una vía, más aún si ésta es de alto riesgo al bordear precipicios profundos, las barreras de seguridad, porque sirven para salvar vidas humanas, en caso de siniestros.

Norvial, de Graña y Montero y JJC, ha sido mezquina y transgresora del contrato de concesión, al no poner las barreras de seguridad en el Serpentín de Pasamayo, pese a ser una carretera al borde de un enorme abismo; pero el Estado, mediante el MTC y Ositran, han sido muy negligentes al no exigir que cumpla sus obligaciones contractuales ¡en 14 años! (la concesión total es por 25 años), y muy complacientes –como siempre- al otorgarle ¡5 adendas al contrato!. Norvial ni siquiera cumplió ese fatal 2 de enero con poner las grúas, el auxilio mecánico, las ambulancias, el personal médico, a que está obligada por el contrato de concesión. Y el MTC no la ha sancionado. Al contrario : el ministro fue su abogado, por lo cual, como han pedido muchos, deber irse a su casa.


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